viernes, 28 de diciembre de 2007

Miércoles 26 de diciembre, presentación de Objetos Maravillosos

La Contrarreforma escuchando atentamente la lectura de Llach y Mairal.

Palabras clave: laguna, frascos rotos, Nadie vio Matrix, They Live, Arsenal y Lanús son caretas, Tannat, vómito, round dos, adimple ministerium y Drucaroff...

Pedimos disculpas a todos los ofendidos y prometemos volver a hacerlo.

Compren Objetos Maravillosos acá.

En unos días subimos una crítica. Muy favorable, claro.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Apuntar alto

-¿Vas a patinar con Tinelli?

-Lo conocí, me felicitó y me dijo que le gustaría que patine. Así que estoy ilusionada. Y a los que dicen que busco fama me tienen sin cuidado. Porque yo sé cómo soy. No me interesan las plumas. Pero bueno, si me lo ofrecieran, probaría.

(La policía que descubrió la valija de Antonini, hoy, en La nación)

lunes, 3 de diciembre de 2007

Para el mármol

Los titulares de Perfil son increíbles. Todos los días suben alguno que hay que leer hasta tres veces para cagarse de risa. El de hoy está entre los mejores que yo recuerdo y queda inmortalizado en este pequeño espacio.

"Un (ex) gato dejó sin luz a media ciudad de Bariloche"

lunes, 26 de noviembre de 2007

Diálogo

G: All right. Let's go over it again, one more time.
J: All right. So I tell Sandy that I want to have a ménage à trois with her and her roommate.
G: That's right.
J: And you believe this course of action will have a two-pronged effect. Firstly, the very mention of the idea will cause Sandy to recoil in disgust, whereupon she will insist that I remove myself from the premises.
G: Keep going.
J: At this point, it is inevitable that she will seek out the roommate to apprise her of this abhorrent turn of events.
G: Continue.
J: The roommate will then offer her friend the requisite sympathy even as part of her cannot help but feel somewhat flattered by her inclusion in the unusual request.
{George takes over.}
G: A few days go by and a call is placed at a time when Sandy is known to be busy at work. Once the initial awkwardness is relieved with a little playful humor, which she [Laura] of course cannot resist, an invitation to a friendly dinner is proffered.
J: Huh. Well, it all sounds pretty good. There's only one flaw in it: They're roommates. She'd have to go out with me behind Sandy's back. She's not gonna do that.
{Another pregnant pause. George?}
G: You disappoint me, my friend. Sandy wants nothing to do with you. She tells Laura, "If you want to waste your time with that pervert, that's your problem."
{Final pause. Jerry?}
J: It's a perfect plan. So inspired. So devious. Yet so simple.
G: {George, finger in the peanut butter jar}: This is what I do.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Dee Dee

del SUPLEMENTO NO de Página 12 (13/06/02)

Ahora estoy sentado en una habitación, otra vez en la Argentina. Es un adormecido barrio de Buenos Aires llamado Banfield, en la casa de la abuela de mi novia. Me estoy escondiendo otra vez porque me siento triste y sé que voy a deprimir a cualquiera que me vea. Hago algo estúpido y dejo que un perro merodee por acá, creyendo que me va a levantar el ánimo. Lo encontré en la entrada, y ya lo bauticé Ramon. Es un perro callejero, gordo y viejo; es evidente que peleó con otro perro y tiene una pata medio herida. Yo tengo la cabeza medio herida. Me peleé con un fan de los Ramones.Nos reunimos con la abuela de Bárbara y sus dos hermanas en el aeropuerto. Nos ubicaron en la pieza de la hermana de Bárbara, ella terminó durmiendo en el living. Se puso todo un poco tenso. Creo que saqué de quicio a todos, y aquí estoy otra vez sentado en una habitación, solo, escribiendo. Cuando intento salir a caminar, el mundo se vuelve demasiado intenso para mí. Me hace retroceder. Me siento vulnerable, fuera de lugar, mal recibido en todos lados. Me siento una mierda, como se sentiría un criminal, excepto que yo no soy un criminal.En este momento, Ramon, el perro al que dejé pasar, se levanta y sale de la pieza. Ramon tenía que seguir su camino. Lo dejé entrar. Me hubiera gustado que apreciara el gesto. Sé que Ramon es sólo un perro viejo y maltratado, sé que no podría saber lo que está pasando, pero igual me molesta. Vos, gordo de mierda, murmuro mientras sale por la puerta.Lo que más necesitaba era una visa para Bárbara, así podíamos ir a Estados Unidos, donde estaríamos mejor los dos. Pero eso llevó otro año de intentos. Fue difícil. Ella era menor de edad y tenía pasaporte argentino. Sus padres no nos ayudaban.La Argentina es como un desvío del tiempo. Me recuerda a cuando Estados Unidos era un país lindo en el que vivir. Aunque todo es más duro en la Argentina, la gente aquí es más amable que en la mayoría de los lugares. El smog es tan abundante que te corta los pulmones. Los colectiveros salen a matar. Tratan de empujar a la gente fuera del camino con sus grandes micros malolientes. Es una locura. Los exhaustos caños de escape emanan nubes de humo negro que se meten en las ventanillas abiertas de los demás coches. Todos tienen las ventanillas abiertas porque nadie tiene aire acondicionado. Los autos acá son todos viejos y están hechos mierda, pero tienen mucho soul. Mucha onda.El problema es que me cuesta mucho conseguir dinero para vivir en la Argentina. Mi contador, Ira, solía mandarme dinero a través de la Western Union de Córdoba y Suipacha. El viaje en taxi para llegar hasta ahí era siempre una pesadilla. Ante todo, hacía calor. Mucho, mucho calor. El taxista me empieza a hablar en español, sin parar, acerca de los Ramones. No le entiendo una palabra. Cada tanto le murmuro un “sí”. Trato de mantener la calma, pero como el conductor se da vuelta para conversarme y sus ojos nunca se posan en el camino, miro fijo el parabrisas tratando de guiar al taxi a través del tráfico, asegurándome de que no nos hagamos mierda, puesto que tengo que conseguir la plata. Los paragolpes de los autos van pegados. Frenada y arranque. Excéntricos conductores latinos enfurecidos. Es como en una película.Cuando llego a Western Union, entro corriendo y salgo con seis billetes de 100 pesos. Me subo de vuelta al taxi y enfilo para Banfield, en las afueras de Buenos Aires, mi actual domicilio. Debería estar contento, pero nunca consigo estar en paz. Mientras avanzamos, las noticias de la radio dicen que los Ramones darán su último show en Buenos Aires el 16 de marzo. Iggy también será de la partida. Siempre hay algo que lo arruina todo. En este momento es la estación Rock & Pop. Están publicitando sin parar el show de Iggy y los Ramones.Después hay un aviso de que Attack 77 (sic) fue agregado para el show. Esto es verdaderamente horrible. No estoy de ánimo como para ver a Attack77 o la estúpida cara de Iggy, ni tampoco las estúpidas caras de John, Joey y Marky. Tan pronto como llego a casa apago la Rock & Pop, que Bárbara tenía puesta a todo volumen en un boom box de Panasonic. Qué día de mierda. Los Ramones estarán merodeando para un reencuentro. Qué largo se hizo todo.Empezaba a resultar obvio que yo estaba obligado a tocar en la despedida de los Ramones. Todo el mundo en el barrio empezó a acosarme para que le diera entradas. Para mantener la calma, tuve que sacar mi guitarra y tocar algunas canciones de los Ramones en la vereda. Para mí fue horrible. Estaba muy desmoralizado. Cuando los Ramones llegaron al Buenos Aires International para su último show, yo deseaba estar muerto. Terminé prometiéndole a la gente que le conseguiría entradas gratis. Llamé nueve veces a la Rock & Pop, al promotor de los Ramones en Buenos Aires. Hablé con un par de personas. No podían prometerme nada, excepto que me devolverían el llamado. Nunca lo hicieron, así que supuse que no iría al concierto. El hecho de haber llamado a la Rock & Pop nueve veces y que ellos fueran tan descorteses me hizo sentir que el mundo entero estaba en contra mía. ¿Qué más podía pensar?Bueno, igual supuse que sería muy desalentador ver a los fans de Dee Dee Ramone escupiendo a CJ en lugar de a mí, y ver al público haciéndosela pasar mal a Johnny Ramone, esperando a que CJ cometa un error para que Johnny se pusiera aún más furioso.Había mucha furia alrededor del show, aun antes de que ocurriera. Hubo un caos en el centro de Buenos Aires cuando los ganadores de un concurso de entradas fueron inexplicablemente ignorados por el promotor del concierto. Ninguno de ellos obtuvo su entrada gratuita, y después de que pasaran la noche haciendo cola para recibirla, se enfurecieron. Después de eso, no me dio ninguna gana de ir.Lo vi todo. Había ido a Western Union a buscar algo de dinero y me quedaba de camino en el trayecto hasta Dunkin’ Donuts, donde compraría seis tickets para las hermanas de Bárbara, Sofía y Rocío, y sus amigos. El hecho de tener que comprar seis entradas para los Ramones me hizo sentir raro, y no sabía que estarían repartiendo entradas al lado, en el edificio de Coca-Cola. Para cuando la policía llegó para despejar la zona, todas las vidrieras de los negocios estaban rotas. Más tarde, el revuelo fue reportado por MTV.Entonces, Monte finalmente me llamó. Después de eso tuve que hablar por teléfono con Johnny Ramone.“No sé cómo nos quedamos atascados haciendo la gira con Metallica, Dee Dee”, me decía. “Estoy medio loco. Todo el mundo explotó. Arturo se quedó mal por algo que ocurrió justo antes de que saliéramos de Brasil. Fue una pesadilla. Me gustaría que vinieras al show. Nos gustaría verte.”“Bueno”, dije. Me sentí horrible después de cortar. Además de mis problemas, sentí pena por John y el resto de los Ramones.Llegué a su hotel a las cinco, la hora que Monte había arreglado para verme. La banda y yo íbamos a tocar juntos “53rd & 3rd”. Iríamos a ensayar la canción a la prueba de sonido, después iríamos a cenar y a pasar un rato juntos.Me sonaba bien. Lo que ellos no sabían es que desde hacía un par de días yo me la pasaba intentando entrar a la Embajada de Estados Unidos para tramitar una visa para Bárbara, así la podía llevar a Nueva York. Empecé mi día a las cinco de la mañana, porque tenía que hacer la cola en la embajada, que abría a las seis. Debo estar loco. No lo sé. Seré cualquier cosa, menos un buen perdedor. Peleo hasta el final por lo que quiero. La gente siempre comenta sobre mí: “Oh, Dee Dee, siempre se sale con la suya”.El día del show de los Ramones, lo primero que hice fue ir a la embajada. Ya había mucha gente. Caminé por la vereda, bordeando la cola unpar de veces, pero estaba muy nervioso. Me dirigí al guardia de seguridad, que estaba en la puerta de una entrada con aspecto de búnker.“Quiero entrar y conseguir una visa”, le solicité.Cuando estuve en el segundo cordón policial, traté de sobornarlos con 300 pesos, pero no aceptaron.“Ya no hacemos eso, señor”, dijeron.Lo que me hizo conseguir la visa fue gritar, como me había recomendado mi madre. Debería haber hecho una fiesta para celebrarlo, pero tenía al taxi esperándome para llevarme al hotel Hyatt y reunirme con los Ramones. El taxista no paró debido a la multitud. Yo tuve que abrir la puerta y saltar fuera del coche. Le pagué después, cuando volví a Banfield. Bárbara, que se suponía no iba a venir, estaba detrás mío. Era demasiado.La entrada al hotel estaba vallada. Había policías por todas partes. Fans por todas partes. Los promotores estaban fuera del hotel. Me vieron y me dedicaron una mirada antipática. Así y todo, intenté atraer su atención.“Soy Dee Dee”, grité. “Soy yo.”Todos los fans de los Ramones empezaron a asentir, y a gritar: “Es Dee Dee, es Dee Dee. Déjenlo entrar”. Pero a la vez ellos me alejaban de la puerta y me pedían autógrafos y fotos.Los policías me miraban con odio. Todo el mundo me empezó a zamarrear. Era como un maremoto viniéndoseme encima. De casualidad lo vi a Marky. Traté de llamar su atención. “¡Marky, ayudame!”, grité.Simuló no verme. Se escondía detrás de sus anteojos oscuros estilo Elvis. Había tejido una red de odio alrededor suyo. Con su campera de cuero negra de motociclista y su piel pálida, se parecía tanto al Marky Ramone original que era irreal.Estaba parado fuera del hotel, protegido de los fans por el cordón policial. Cuando los fans de los Ramones lo vieron, flashearon. Yo estaba ahí afuera, solo. Era obvio que Monte había arreglado que firmaran autógrafos a la misma hora que me pidió que estuviera en el hotel. Tuve que pelear por mi vida. Fue horrible. De alguna manera, logré llevar a Bárbara y a mí entre los guardias de seguridad, la policía y los fans. Estaba esquivando el filo de lápices y lapiceras de buscadores de autógrafos que pasaban frente a mis ojos cuando alguien me pateó en la canilla. Cuando finalmente entré al lobby del hotel, estaba sacado.Marky fue la primera persona que vi.“Te odio”, grité. “Me viste, y no me hiciste pasar.”“No es cierto. No te vi. Dee Dee, payaso. Dame un beso. Te queremos.”Esto es una mierda, pensé.Monte estaba ahí. Se lo veía desbordado. Era triste verlo así. Mark estaba tratando de sonreír. Era esa sonrisa practicada estilo Hollywood que me hace poner más loco cuando la veo en la cara loca de Marc. Yo estaba perdiendo los estribos. Está tan demente como Monte, pensé.Lo vi a Johhny Ramone y no lo pude creer. Esto es serio, pensé. Se lo veía muy, muy mal. Realmente terrible. Muy quemado. Me sentí horrible por lo que estaba viendo. Esto no está bien. Estaba preocupado por Johnny Ramone del mismo modo en que estaba preocupado por Brian James unos pocos años atrás, cuando hizo la última gira con Damned. Pero pronto empecé a ordenar ideas y me sentí mejor. Esto es genial, pensé. Bárbara y yo terminamos cenando con ellos en el área lounge del hotel. Unos pocos fans privilegiados me acosaban mientras yo intentaba comer y hablar con un deteriorado Joey.“Dee Dee”, me dijo Marc. “¿Qué pediste?”“Ya sabés, Marc”, respondí. “Un sandwich de carne y sopa francesa de cebollas. Las cosas más caras del menú; ya sabés, Marc, trato de sacarle el mayor provecho a todo esto.” “Sé a lo que te referís, hermano”, me aseguró amorosamente. Sabía que debajo de su calma, Marc planeaba secretamente un regreso.Me hizo sentir bien. Cómo podía detestar a ese tipo, pensé. Después de la cena, fui a la prueba de sonido en la van junto al promotor y el resto de la banda, excepto Johnny Ramone, que era demasiado miserable como para estar con Joey y Marc, así que fue solo en un auto con Eddie Vedder y sus amigos.Cuando llegaron al estadio en el que tocarían para 90 mil personas, todo estaba listo. Tomaron sus posiciones y empezaron a probar. El grupo podía impresionar a otras personas, pero no a mí. Eran buenos, pero ya no tenían onda. Johnny Ramone parecía más un tenista que un guitarrista, ¿saben?Al final, no me quedé para el show. No había recibido precisamente un trato privilegiado por parte de los Ramones, sus fans y la Rock & Pop. Traté de ser bueno en una situación mala, ser leal después de todos los agravios que había sufrido. Pero no funcionó. Que se jodan, pensé. En el camino de vuelta al hotel, en un semáforo en rojo, abrí la puerta de la van y salté. Paré un taxi y antes de que entendieran qué estaba pasando, yo iba de regreso a Banfield, a la casa de la abuela de Bárbara. Sus hermanas, Sofía y Rocío, estaba peleando tan amargamente para decidir quién iba con quién con los cuatro tickets que les había dado, que les di los dos que me había dado Rock & Pop para conservar la paz. Así que no fui al show. Lo escuché por radio en la cocina, tamborileando nerviosamente los dedos contra la mesa de linóleo.Sentía que no había excusa para la manera en que me habían tratado. Era bastante irrespetuoso pedirme que fuera a tocar una canción con ellos, arreglar una hora para encontrarnos, y después no hacerse cargo de lo que pasara conmigo afuera del hotel.Muchos incidentes de esta clase me amargaron respecto de los fans y de los Ramones. Hubo tanto alboroto alrededor de un posible documental sobre el último show de los Ramones que los dejé hacer: les pasé mi número de teléfono y dije que estaría disponible. De alguna manera sabía que nunca sucedería.Una historia de los Ramones no puede tener final feliz. Me alegra que se haya terminado, aunque algo de todo eso haya sido divertido. Me parece que los Ramones no deberían tocar más juntos. No lo digo sin pensarlo: en verdad me preocupo por ellos, y por mí mismo. Les deseo buena suerte a todos los de la banda. A causa de nuestra relación, estamos todos lastimados. Nos herimos el uno al otro. Mi libro cuenta la historia. Es una historia que me alegra haber contado.

(Traduccion Pablo Plotkin)

Robado del blog La tuya está

viernes, 26 de octubre de 2007

lunes, 22 de octubre de 2007

viernes, 12 de octubre de 2007

Close But No Cigar

Weird Al Yankovic parodia a Cake en Close But No Cigar. El video lo dirige John Kricfalusi.


martes, 9 de octubre de 2007

Los Justos

Un hombre que cultiva su jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
El tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.

-J.L. Borges, de La Cifra.

sábado, 6 de octubre de 2007

Esos locos bajitos

In the city there's a thousand things I want to say to you
But whenever I approach you, you make me look a fool
I wanna say, I wanna tell you
About the young ideas
But you turn them into fears
In the city there's a thousand faces all shining bright
And those golden faces are under 25
They wanna say, they gonna tell ya
About the young idea
You better listen now you've said your bit-a
And I know what you're thinking
You still think
I am crap
But you'd better listen man
Because the kids know where it's at
In the city there's a thousand men in uniforms
And I've heard they now have the right to kill a man
We wanna say, we gonna tell ya
About the young idea
And if it don't work, at least we still triedIn the city, in the city
In the city there's a thousand things I want to say to you

viernes, 28 de septiembre de 2007

El Quinto Círculo

MANTÍCORA: Che, nos siguen diciendo niños. KAMEYO: Sí, niños iracundos. Les voy a partir la crisma.

De ésta todavía me acuerdo

La primera cita no hubo tanto que insistir:
con un ramo de 20 pesos la invite a salir.
Viernes, sábados..., solíamos estar
con el tiempo te aseguro que me estuve por casar

martes, 25 de septiembre de 2007

sábado, 22 de septiembre de 2007

Spanish Bombs

Hoy mantuve la siguiente conversación:

JAIME: Bueno, estoy empezando a asimilar mi situación aquí (Finlandia). MANTÍCORA: ¿Y cómo es eso? JAIME: Pues estoy aceptando mi no-integración en el lugar e intentando vivir al margen de todo. MANTÍCORA: Vas a terminar matando a un árabe. JAIME: No, a una rusa y a un tanzano que viven conmigo. Pero hablando de árabes, el primer día una mujer me tomó por talibán. Entré en el autobús con las maletas desde la estación de tren, y al subir una mujer mayor me hablaba en finés, y como le dije que no le entendía, me preguntó en inglés que de donde era. Le dije que español, y entonces me agarró fuerte la mano, y dijo: "Spanish... you are arabic... you are a terrorist!". Y yo le decía que no, que yo era bueno, y me dice señalando mi maleta "You have bombs!". Y en ese momento paró el autobús, y se bajó corriendo mirándome con cara de pánico. Y yo me quedé con cara de idiota, claro.

5 minutos después:

JAIME: Y el mes próximo empiezo a trabajar, lo cual espero también me alegre. MANTÍCORA: ¿De que conseguiste? JAIME: De guía de safaris lapones, así los llaman. MANTÍCORA: Qué curiosa entrada para el currículum. JAIME: Sn paseos para turistas en moto de nieve o en trineos de renos a visitar a Papá Noel o a ver las auroras boreales. Y lo mejor de todo: ¡he de ir vestido de elfo! MANTÍCORA: Que bien... ¿ya te dieron el disfraz? JAIME: No, aún no. MANTÍCORA: ¿Vestido de verde? JAIME: Pues no sé el color de los elfos, pero creo que van de rojo. Al menos así eran los que trabajaban con Papá Noel. MANTÍCORA: ¿No eran verdes? JAIME: Pues no lo sé, irá por modas. MANTÍCORA: Los tres colores de la navidad de Coca Cola: la nieve blanca, Papá Noel rojo; los elfos deberían ser verdes. JAIME: Aquí se jactan de que, aunque el rojo fuera impuesto por Coca Cola, el diseño lo hizo un finlandés. MANTÍCORA: Aquí se jactan de que la birome fue inventada por un eslavo que vivió en Buenos Aires. Orgullo del subdesarrollo. JAIME: Sí, cada uno presume de lo que puede... y no hay peor ejemplo que esta ciudad en la que estoy, cuyos personajes más famosos y de los que están muy orgullosos, son Papá Noel y Lordi. Lordi es un grupo que ganó el concurso de Eurovisión, que son unos que cantan heavy y van vestidos de monstruos. MANTÍCORA: Como los Green Jellÿ. JAIME: No los conozco, pero los estoy mirando en Google y te aseguro que Lordi es mucho peor.


viernes, 21 de septiembre de 2007

Estética

Socks & Sandals, una web para los que han logrado destruir cualquier prejuicio estético.

jueves, 20 de septiembre de 2007

People who hates people

Bill Hicks (1961-1994) fue un comediante norteamereicano de stand-up. Uno distinto:

1. Si escuchan uno de los discos de New Kids on the Block al revés, suena mejor. “Dale Bill, son los New Kids, no te burles de ellos, son tan buenos, tan prolijos y son una buena imagen para los niños”. A la mierda con todo eso. ¿Desde cuando la mediocridad y la banalidad son una buena imagen para tus niños? Yo quiero que mis niños escuchen a gente que rockeaba para el carajo. No me importa si se murieron en charcos de su propio vómito. Quiero a alguien que toca con el puto corazón. “Mami, mami, el hombre que Bill me dijo que escuchara tiene una burbuja de sangre en la nariz!” ¡Callate y escuchalo tocar! ¡Los New Kids…! “Hola somos los New Kids y somos tan buenos y tan prolijos!” (sonido de succión) “Somos tan prolijos!” Seig Heil! Heil! Heil! (más sonidos de succión) ¡A la mierda con eso! ¡Yo quiero muertas a mis estrellas de rock! ¡Yo quiero que toquen para el carajo con una mano y que en la otra puta mano tengan un revólver y digan “Espero que les guste el show”! (ruido de disparo) Si! Si! Toquen con el puto corazón!

2. Si ustedes no creen que las drogas han hecho cosas buenas por nosotros, entonces vayan a sus casas y quemen todos sus discos, todos sus casetes y todos sus CDs porque ¿saben cómo estaban todos y cada uno de esos artistas que hicieron música brillante y enriquecieron nuestras vidas? Recontra-colocados de drogas. Los Beatles estaban tan colocados que hasta dejaron que Ringo cantara algunas canciones…

3. Siempre es la misma historia sobre el LSD en las noticias. “Joven bajo el efecto del ácido piensa que puede volar. Salta de un edificio.” Qué tragedia. Es un idiota, está muerto, ¡Bárbaro! Un pelotudo menos en el mundo. Guau, qué puta tragedia. Supongo que va a haber un auto menos mañana en el tráfico. ¿Qué les parecería una historia positiva sobre el LSD? Eso sí que sería un notición, ¿no les parece? ¿A alguno se le ocurrió? ¿Escuchar una historia positiva sobre el LSD al menos una vez…? “HOY UN JOVEN TOMÓ ÁCIDO, SE DIO CUENTA DE QUE TODA LA MATERIA ES MERAMENTE ENERGÍA CONDENSADA A UNA BAJA VIBRACIÓN. QUE TODOS SOMOS UNA CONCIENCIA EXPERIMENTANDO SU PROPIA SUBJETIVIDAD. QUE NO HAY ALGO LLAMADO MUERTE. QUE LA VIDA ES SÓLO UN SUEÑO. Y QUE SOMOS LA IMAGINACIÓN DE NOSOSTROS MISMOS. Y ahora vamos con Tom y el pronóstico del tiempo…”

4. ¿Y todos esos músicos actuales que no toman drogas y además hablan en contra de ellas? Loco, ¡son horribles! ¡Qué coincidencia! Sin huevos, sin alma, pequeñas putas corporativas sin espíritu, chupadores de la pija del Diablo, todos y cada uno de ellos. (Gnorr). “Somos estrellas de rock y estamos contra las drogas porque es lo que el presidente quiere”. Ah, chúpenle la pija al Diablo. ¿No es eso lo que queremos, rock’n’roll aprobado por el gobierno? Guau ¡Estamos de fiesta ahora! “Somos estrellas de rock que hacemos comerciales de Pepsi Cola”. (Gnorr). Chupenle la pija al Diablo. Metanse esa gran poronga escamosa en el esófago. Bébanse esa negra acabada de gusano. ¡Bébansela! Llenen sus pequeños vientres. Ja Ja Ja. Manden a Vanilla Ice. Hola Vanilla. Por lo que dice aquí en tu solicitud, no tenés talento, pero de cualquier forma querés ser una estrella. Creo que se puede arreglar algo. Whuu. Chupale la pija al Diablo. (Gnorrr). Voy a bajar los niveles de calidad de la Tierra. Voy a poner 56 canales de Gladiadores Americanos en cada televisor. Voy a poner todo el dinero en las manos de las chicas de 14 años. Ellas van a pensar que sos carismático, profundo y con onda. (Gnoooooooor). Hacé pasar a MC Hammer cuando salgas.

5. Les digo que yo vivo en New York ahora, y la guerra de las drogas está en un alto al fuego allí, quiero decir, es increíble. Venden drogas a los gritos por la calle. “¡Heroína, heroína!” “¡Cocaína, cocaína!” “¡Porro, porro!” “¡Heroína, heroína”! Esos tipos me rompen las pelotas. Voy caminando por la calle y adelante mío va otro tipo, pasa por al lado de uno de esos dealers, él lo mira, y le dice, “Heroína, heroína, heroína!”. Paso yo y él dice, “¡Pegamento!” … Yo puedo pagar heroína, la concha de tu madre. Voy a lavar la ropa ahora. Apenas saque mi camisa de la máquina, voy a volver y voy a comprarte un poco! Quiero decir, el tipo me avergonzó, yo estaba mortificado. Pegamento. La concha de tu madre. ¿Dónde hay un cajero automático? ¡Venga para acá! ¡Venga para acá, señor transa, venga para acá! ¡Te voy a mostrar mi cuenta! ¡Y después le voy a comprar heroína a ese pequeño niño de enfrente! ¡Andá a cagar!

martes, 18 de septiembre de 2007

Definición de la Ambigüedad

Todos los recuerdos se le mezclaban, especialmente en ese momento, antes de embarcarse para el Sur. Porque él había oído decir con desprecio que el Viejo no era nada más que un compadrito. "-¿Un compadrito?" -había sido en el patio de la facultad y el otro llevaba un yaqué inusitado-. "¿Qué quiere decir compadrito?". El otro le había explicado con ese tono que siempre lo había enfurecido, ese tono fatigado pero insolente que él jamás había podido imitar: "Un compadrito es algo que se parece mucho a vos". Y eso significaba, entre otras cosas, el mediopelo, el equívoco mediopelo. La ambigüedad: eso era el mediopelo. Sí y no. Sí y no al mismo tiempo, eso era lo grave.

-David Viñas, en Los Dueños de la Tierra.

viernes, 14 de septiembre de 2007

Mi entrada al Rock

Yo entré al rock con este tema. Corrían los noventa, y me clavaba todas las tardes Animal de Radio, con Lalo Mir y el groso de Tuqui. Y sonaba este tema todo el tiempo; los Caballeros de la Quema eran puro Parque Patricios. Después de este sacaron Perros, perros y perros que es una gloria; y que tengo por ahi en primera edición. Y después el menemismo e Iván Noble transformándose en un gil.

No tengo CUIT ni CUIL
Yo no me doy con la DGI
Cortan la luz, no hay gas
Se rompe todo y tengo que ensayar
Y mi papá me avisó:
"no te encames con el rock...
canta boleros si quieren morfar..."
Sobres con celofán
Se van a cagar
Sonrisa de envión
Qué lo parió
Sopita y rock...
Yo ayer toqué en Chapadmalal
y el filo no está.
"¿De veras conociste a Slash? ¿Si?
¡¡Qué bien que les va!!"
Sonrisa de envión
y qué lo parió
Sopita y rock
Grabamo' el disco en Pakistán
y el filo no está

Los Caballeros de la Quema me prepararon para la mejor banda en la historia del rock argentino: Flema. Y para su mejor y único heredero, el Pity. Las tradiciones son firmes. Todos ellos me prepararon, a su vez, para la literatura y para la Universidad.
K.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

martes, 4 de septiembre de 2007

Monty Python


-Good morning, I'd like to buy a book please.

lunes, 3 de septiembre de 2007

I Don't Want To Grow Up

When I'm lyin' in my bed at night
I don't wanna grow up
Nothing ever seems to turn out right
I don't wanna grow up

How do you move in a world of fog
that's always changing things?
Makes me wish that I could be a dog

When I see the price that you pay
I don't wanna grow up
I don't ever want to be that way
I don't wanna grow up

Seems that folks turn into things
that they never want
The only thing to live for is today...

I'm gonna put a hole in my T.V. set
I don't wanna grow up
Open up the medicine chest
I don't wanna grow up

I don't wanna have to shout it out
I don't want my hair to fall out
I don't wanna be filled with doubt
I don't wanna be a good boy scout
I don't wanna have to learn to count
I don't wanna have the biggest amount
I don't wanna grow up

Well when I see my parents fight
I don't wanna grow up
They all go out and drinkin all night
I don't wanna grow up

I'd rather stay here in my room
Nothin' out there but sad and gloom
I don't wanna live in a big old tomb on grand street

When I see the 5 o'clock news
I don't wanna grow up
Comb their hair and shine their shoes
I don't wanna grow up

Stay around in my old hometown
I don't wanna put no money down
I don't wanna get a big old loan
Work them fingers to the bone
I don't wanna float on a broom
Fall in love, get married then boom
How the hell did I get here so soon?
I don't wanna grow up

-Tom Waits

viernes, 31 de agosto de 2007

Estratagema 19 (fragmentos)

"(...) Si debemos responder a la pregunta de por qué no es de fiar determinada hipótesis física, hablamos de la engañoso del ser humano y lo adornamos con todo tipo de ejemplos."

Arthur Schopenhauer, El arte de tener razón -en 38 estratagemas-

domingo, 26 de agosto de 2007

Little Britain


-Hello. Yes, I like books very much.

Cuestión de higiene

"Martes 25 de abril [1961]: Borges se quita la dentadura, la pone bajo el chorro de agua, la inserta de nuevo, se seca las manos y considera que se lavó para ir a la mesa."

Adolfo Bioy Casares, Borges

sábado, 25 de agosto de 2007

Noé Jitrik, Martín Prieto y María Teresa Gramuglio
"Historias de la literatura argentina"
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01:20hs. aprox.

Conferencia dictada en 2006 en el Club de Cultura Socialista. Introduce Gramuglio con un racconto entre Rojas y Jitrik, Viñas mediante. Prieto hace papelones leyendo un texto sobre su Breve historia... con una extraña impostación cuando pronuncia "historia de la literatura argentina" -hasta el hartazgo-, y Jitrik le pasa el trapo con una erudicción notable y sin textito ñoño, sobre su Historia Crítica en doce tomos de los cuales recién existen seis y se consiguen dos. En rigor hay que reconocer: si yo fuese a hablar en el CCS, me llevaría un textito ñoño preparado y andaría cagado en las patas toda la semana. Y las invitaría a todas mis novias.

viernes, 24 de agosto de 2007

El Mendigo de Almas

Había gastado, en las primeras horas de la noche, los últimos cinco céntimos que me quedaban para un café sin que la habitual bebida me hubiese dado la inspiración que buscaba y de la cual tenía urgente necesidad. En aquellos tiempos padecía casi siempre de hambre, hambre de pan y de gloria, y ningún padre ni hermano existían para mí en el mundo. El director de una revista -un hombrón pálido y taciturno- aceptaba mis cuentos cuando no tenía nada mejor que publicar y me daba cada vez cincuenta liras, ni más ni menos, cualesquiera fuesen el valor y la extensión de lo que le llevaba. En aquella noche de enero el espacio estaba lleno de viento y de campanas; de un viento nervioso y gruñón y de campanas horriblemente monótonas. Había entrado en el gran café (luz blanca, caras soñolientas) y había vaciado lentamente mi taza, esforzándome por despertar en mi cerebro la reminiscencia de alguna curiosa aventura, obstinándome en aguijonear mi imaginación para que creara una historia cualquiera que me diese de vivir por algunos días. Tenía necesidad de escribir un cuento esa noche misma para llevárselo a la mañana siguiente al director, quien me anticiparía lo suficiente como para poder comer hasta saciarme. Por lo tanto, me hallaba dolorosamente atento al río de mis pensamientos, pronto a saltar sobre la primera idea, la imagen inicial que se prestara a llenar el montoncito de hojas blancas ya numeradas dispuesto ante mí. Pasaron así cuatro horas y cuarto de inútil y nerviosa espera. Mi alma estaba vacía, mi imaginación lenta, mi cerebro cansado. Renuncié: puse sobre la mesa las últimas monedas y salí. No bien estuve afuera, una frase imprevista se apoderó de mi mente -una frase que había escuchado repetir muchas veces y cuyo autor no recordaba. "Si un hombre cualquiera, incluso el más simple, supiese narrar su vida entera construiría una de las más grandes novelas que se hayan escrito nunca." Durante cerca de diez minutos esta frase ocupó y dominó mi mente sin que yo fuera capaz de extraer de ella ninguna consecuencia. Pero cuando estuve cerca de casa me detuve y de improviso me pregunté: "¿Por qué no hacer esto? ¿Por qué no contar la vida de un hombre cualquiera, un hombre verdadero, del primer hombre común con que tropiece? Yo no soy un hombre común y, por otra parte, he contado mi vida tantas veces en mis cuentos que no sabría qué cosa nueva agregar. Es necesario que yo encuentre ahora, inmediatamente, a un hombre cualquiera, alguien que no conozca, un hombre normal, y que lo fuerce a decirme quién es y qué ha hecho. ¡Esta noche tengo absolutamente necesidad de una vida humana! ¡No quiero pedir a nadie una limosna en dinero pero pediré y exigiré por la fuerza una limosna biográfica!" Este proyecto era tan simple y singular que decidí ejecutarlo en seguida. Volví la espalda a mi casa y me dirigí hacia el centro de la ciudad, donde en esa hora tardía aún podría encontrar hombres. Y así marché, nuevo y extraño mendigo, en busca de la víctima que usufructaría. Caminé rápidamente, mirando hacia adelante, clavando la mirada en el rostro de los transeúntes y tratando de elegir bien a quien debía saciar mi hambre. Como un ladrón nocturno o un agresor ratero me situé al acecho en una encrucijada y esperé el paso de un hombre cualquiera, el hombre común a quien implorar la caridad de una confesión.
Al primero que pasó bajo el farol -estaba solo y me pareció de mediana edad- no quise detenerlo porque su cara surcada por extrañas arrugas era demasiado interesante y yo quería realizar la experiencia en las condiciones menos favorables. Pasó también un jovencito envuelto en un gabán pero sus cabellos revoloteantes y sus ojos de mascador de hashish me detuvieron porque adiviné en él a un soñador, un fantasioso, un alma no suficientemente usual y común. El tercero que pasó, viejo y completamente lampiño, canturreaba para sí, con inflexiones melancólicas, un motivo popular español que debía recordarle toda una vida plena de sol y de amor, una vida dorada, báquica, meridional. Tampoco él me servía y no lo detuve.
Yo mismo no sé recordar con exactitud mi exasperación de esos momentos. Imaginen a este singular bandolero mendicante, hambriento, excitado, que espera en una encrucijada a un hombre que no conoce, que desea escuchar una vida que ignora, que arde en el deseo de arrojarse sobre una presa desconocida. Y como por un absurdo y despectivo azar los hombres que pasan no son los que él busca: son hombres que llevan en la cara los signos de su originalidad y de su vida fuera de lo ordinario. ¡Cuánto había dado en esos instantes para ver ante mí a uno de aquellos innumerables filisteos de rostros rosados y tranquilos como los de los cerdos jóvenes que me habían provocado náuseas o divertido tantas veces! En esa época yo era empecinado y animoso y esperé todavía bajo el farol que a ratos se oscurecía o resplandecía según los vaivenes del viento. Las calles estaban ya desiertas a esa hora y el viento había alejado a los noctámbulos. Sólo algunas sombras presurosas animaban la ciudad. Una de ellas pasó finalmente bajo el farol donde esperaba e inmediatamente vi que me servía. Era un hombre ni joven ni viejo, ni demasiado buen mozo ni desagradable de rostro, de ojos calmos, bigotes bien rizados y cubierto de un pesado gabán en buen estado.
No bien pasó a mi lado di algunos pasos y lo detuve. El hombre se echó hacia atrás del susto y levantó un brazo como para defenderse pero lo calmé en seguida:
-No tema usted nada, señor -le dije con mi voz más suave-; no soy ni un asesino ni un ladrón ni tampoco un mendigo. Un mendigo, en realidad, sí, pero no pido monedas. No le pediré más que una cosa, y una cosa que no le costará nada: el relato de su vida.
El hombre abrió desmesuradamente los ojos y nuevamente se echó hacia atrás. Advertí que me creía loco y por eso continué con la mayor calma:
-No soy lo que usted cree, no estoy loco. Soy solamente algo parecido, o sea un escritor. Debo escribir para mañana un cuento y este cuento me salvará del hambre y quiero que me diga quién es y cuál ha sido su vida hasta ahora para que con ella pueda tener el argumento de mi relato. Tengo una total necesidad de usted, de su confesión, de su vida. No me niegue esta gracia, no rehúse ayudar a un miserable. ¡Usted es lo que yo buscaba y con la materia que me dé quizás escriba mi obra maestra!
Al oír estas palabras el hombre pareció conmoverse y no me miró ya con miedo, sino más bien con piedad.
-Si mi vida le es tan necesaria -dijo-, no tengo ninguna dificultad en contársela, tanto más que es de una simpleza absoluta. Nací hace treinta y cinco años de padres acomodados, honestos y bien pensantes. Mi padre era empleado, mi madre tenía una pequeña renta. Fui hijo único y a los seis años comencé a ir a la escuela. A los once completé los estudios primarios sin que hubiese estudiado mucho o poco. A esa edad ingresé en la escuela preparatoria, a los dieciséis en el liceo, a los diecinueve en la universidad, a los veinticuatro me gradué, siempre sin dar pruebas de inteligencia demasiado brillante o de necedad irremediable. Cuando obtuve el título mi padre me consiguió un empleo en el ferrocarril y me presentó a mi prometida. El empleo me absorbe ocho horas diarias y no requiere más que un poco de memoria y de paciencia. Cada seis años mi sueldo aumenta automáticamente en doscientas liras. Sé que a los 64 años tendré una jubilación de 3453 liras y 62 centavos. Mi prometida me convenía y me casé con ella al año. Nunca hubo entre nosotros inútiles sentimentalismos. Iba a visitarla tres veces por semana y dos veces al año -para su cumpleaños y en Navidad- le llevaba sendos regalos y le daba dos besos. De ella he tenido dos hijos: un varón y una niña. El varón tiene diez años y será ingeniero; la niña tiene nueve y será maestra. Vivo tranquilo, sin sobresaltos y sin mareos. Me levanto todas las mañanas a las ocho y a las nueve, por la noche, voy a un café donde hablo de la lluvia y de la nieve, de la guerra y del gobierno con cuatro compañeros de la oficina. Y ahora que le he contestado, déjeme irme porque han pasado diez minutos de la hora en que debo regresar a casa.
Y dicho esto, con gran calma el hombre hizo ademán de irse. Quedé por un momento perturbado por el miedo. Aquella vida monótona, común, regular, prevista, medida, vacía, me llenó de una tristeza tan aguda, de un temor tan intenso que casi estuve a punto de romper en llanto y escapar. Y sin embargo, me demoré todavía. "¡He aquí -me dije- el famoso hombre normal y común en nombre del cual los médicos austeros nos desprecian y nos condenan como dementes y degenerados! Aquí está el hombre modelo, el hombre tipo, el verdadero héroe de nuestros días, la pequeña rueda de la gran máquina, la piedrecita de la gran muralla; el hombre que no se nutre de sueños malsanos ni de locas fantasías. Este hombre que yo creía imposible, inexistente, imaginario, está ante mí, medroso y terrible en la inconsciencia de su incolora felicidad." Pero el hombre no esperó al término de mis pensamientos y se adelantó para irse. Todavía aterrorizado, pero con obstinación, lo seguí y le pregunté:
-En verdad, ¿no hay nada más en su vida? ¿Nunca le sucedió nada? ¿Ninguno ha tratado de matarlo? ¿Su mujer no lo ha traicionado? ¿Sus jefes no lo han perseguido?
-Nada de eso me ha ocurrido -respondió con una cortesía algo molesta-; nada de lo que me dice. Mi vida ha transcurrido en calma, igual, regular, sin demasiadas alegrías, sin grandes dolores, sin aventuras...
-¿Sin ninguna aventura, señor -lo interrumpí-; por lo menos una? Trate de recordar bien, busque en su memoria; no puedo creer que no le haya sucedido nada, nunca, siquiera una sola vez. ¡Su vida sería verdaderamente demasiado horrible!
-Le aseguro que no he tenido nunca ninguna aventura -respondió el Hombre Común con un esfuerzo extremo de gentileza-, por lo menos hasta esta noche. Mi encuentro con usted, señor novelista, ha sido mi primera aventura. Si tiene necesidad de ella, cuéntela.
Y sin darme tiempo para contestarle se fue tocándose ligeramente el ala del sombrero. Yo permanecí todavía algunos momentos parado en ese lugar como bajo la pesadilla de una cosa increíble. Volví por la mañana a mi cuarto y no escribí el cuento. Desde esa noche no logro más reírme de los hombres comunes.

-Giovanni Papini

miércoles, 22 de agosto de 2007

Zappa

Mama! Mama!
Someone said they made some noise
The cops have shot some girls & boys
You'll sit home & drink all night
They looked too weird . . . it served them right


Mama! Mama!
Someone said they made some noise
The cops have shot some girls & boys
You'll sit home & drink all night
They looked too weird . . . it served them right


Ever take a minute just to show a real emotion
In between the moisture cream & velvet facial lotion?
Ever tell your kids you're glad that they can think?
Ever say you loved 'em? Ever let 'em watch you drink?
Ever wonder why your daughter looked so sad?
It's such a drag to have to love a plastic Mom & Dad


Mama! Mama!
Your child was killed in the park today
Shot by the cops as she quietly lay
By the side of the creeps she knew . . .They killed her too

Mom & Dad

We're Only in It For the Money (1968)

Frank Zappa & The Mothers of Invention

Cover en vivo de 2003 por Project/Object y compañeros de banda de Zappa; entre ellos Ike Willis.

La Hija de Escipión

La producción operística de Mastropiero sorprende por su notable coherencia; pese a la diversidad de sus dramas, comedias, tragedias, al oír un fragmento de cualquier ópera de Mastropiero se reconoce inmediatamente la mano del compositor; por su estilo, por su fuerza expresiva, y sobre todo porque la música es siempre la misma; incluso, en los ensayos de sus últimas óperas reunía a los cantantes, y en vez de partituras repartía solo la letra. Por ejemplo, se conserva de su ópera El Suplicio de Sor Angélica la letra del aria de soprano, aléjate de mí, que soy más pura que los ángeles, con la siguiente indicación del puño y letra de Mastropiero: cántese con la melodía de mi anterior ópera, La Cortesana de Lamermour, aquella que dice acércate, papito, que soy más voluble que las aves. Como escribiera el crítico musical Harold Shönstein: todas las obras de Mastropiero llevan su sello; el modo que tiene de componer óperas es un verdadero modus operandi, como los delincuentes famosos; mejor dicho, como otros delincuentes famosos. Por lo tanto -concluye- no comentaré más sus estrenos, enviaré al cronista de policiales. Poco después, salió publicada la siguiente crónica de una ópera de Mastropiero, dice así: Al levantarse el telón comparece el tenor (sexo masculino, contextura mediana), y dando muestras de encontrarse alcoholizado, increpa a la soprano (contextura robusta, sexo indefinido), y le reclama reanudar su relación; esta se niega, profiriendo alaridos y gritos desaforados, como si cantara. El arriba mencionado, en estado de emoción violenta, extrae de entre sus ropas una pistola, calibre veintidós, y le efectúa a la supraescripta un disparo a quemarropa con orificio de entrada en el abdomen, y orificio de salida... y orificio de salida. Luego, arrepentido por el ilícito perpetrado, toma entre sus brazos a la soprano (aproximadamente un tercio de la misma); la damnificada, se repone satisfactoriamente de sus heridas, y decidida a perdonarlo, lo estrecha en un fuerte abrazo. El tenor lanza un estridente do de pecho, que prima faciae, sería un pedido de auxilio. La escena finaliza sin tener que lamentar víctimas ni daños materiales. Esta escena es, precisamente, la que no vamos a escuchar a continuación, ya que ninguno de los integrantes de Les Luthiers se avino a representar el rol de la soprano; en cambio, interpretaremos un fragmento de otra ópera de Mastropiero, pero que lleva la misma música. Es la escena de Daniel el Seductor Ante la Ventana de Juana María del Sagrado Corazón de su ópera La Hija de Escipión.

martes, 21 de agosto de 2007

Los Monos

Wolfgang Kóhler perdió cinco años en Tetuán tratando de hacer pensar a un chimpancé. Le propuso, como buen alemán, toda una serie de trampas mentales. Lo obligó a encontrar la salida de complicados laberintos; lo hizo alcanzar difíciles golosinas, valiéndose de escaleras, puertas, perchas y bastones. Después de semejante entrenamiento, Momo llegó a ser el simio más inteligente del mundo; pero fiel a su especie, distrajo todos los ocios del psicólogo y obtuvo sus raciones sin trasponer el umbral de la conciencia. Le ofrecían la libertad, pero prefirió quedarse en la jaula.
Ya muchos milenios antes (¿cuántos?), los monos decidieron acerca de su destino oponiéndose a la tentación de ser hombres. No cayeron en la empresa racional y siguen todavía en el paraíso: caricaturales, obscenos y libres a su manera. Los vemos ahora en el zoológico, como un espejo depresivo: nos miran con sarcasmo y con pena, porque seguimos observando su conducta animal.
Atados a una dependencia invisible, danzamos al son que nos tocan, como el mono de organillo. Buscamos sin hallar las salidas del laberinto en que caímos, y la razón fracasa en la captura de inalcanzables frutas metafísicas.
La dilatada entrevista de Momo y Wolfgang Kóhler ha cancelado para siempre toda esperanza, y acabó en otra despedida melancólica que suena a fracaso.
(El Homo sapiens se fue a la universidad alemana para redactar el célebre tratado sobre la inteligencia de los antropoides, que le dio fama y fortuna, mientras Momo se quedaba para siempre en Tetuán, gozando una pensión vitalicia de frutas al alcance de su mano.)

-Juan José Arreola, Bestiario.